lunes, 6 de agosto de 2018

Vivan los reencuentros familiares


A los venezolanos esta época  de la historia nos ha tocado duro, nunca  habíamos vivido un éxodo, siempre fuimos la tierra de gracia, con gente feliz que a lo largo de la historia contemporánea se ha caracterizado por recibir a los migrantes de distintas tierras, y, como todo es para bien, de esta mezcla de razas, y, culturas, las mujeres venezolanas son reconocidas a nivel mundial por su belleza.

Sin embargo, ahora nos tocó vivir la otra cara de la moneda. Diariamente son cientos las familias que se separan, los que corren con suerte, emigran a la misma ciudad, al mismo país, pero otros tantos, por designios de Dios, nos toca irnos a donde se nos abren las oportunidades, eso significa que estamos regados por el mundo.

Ante este cruel panorama, donde a la orden del día lo que se vislumbra es el desmembramiento familiar,   me he preguntado ¿por qué Dios ha permitido que vivamos esto los venezolanos?, y no creerán lo que descubrí, mientras contemplaba una foto familiar de mis primos, que tenían cerca de 2 años que no estaban todos juntos, la foto mostraba una felicidad que irradiaba de sus rostros, y mientras más los veía vino a mi mente la parábola del Hijo Pródigo.

  • Entonces comprendí que ante esta situación, uno anhela volver a tener a sus hermanos, padres, primos, tíos, familia, amigos, a los seres que amas de regreso, y que estamos experimentando lo que sintió el Padre Misericordioso, que al enterarse que su hijo viene de regreso, hace una fiesta, para compartir la alegría del regreso de ese hijo.
  • Se que hemos ido a muchas despedidas, pero también hemos ido a muchas bienvenidas, y la alegría y felicidad que se respira es contagiosa, tanto así que nos quisiéramos quedar eternamente en ese lugar.
  • También entendí que ante tanta tragedia, tanto dolor que este éxodo está causando, Dios se ha servido de esta situación dolorosa y la ha transformado en algo bueno, y es que nos ha decidido regalar la experiencia de los reencuentros familiares para que vivamos por momentos el cielo en la tierra, para que al experimentar el gozo y la felicidad temporal que nos producen, nos recarguemos de esperanza,  y así anhelemos esa felicidad eterna, esa alegría que no se acaba jamás, esos abrazos que solo serán para siempre en el cielo!!!.


Imagínense como sería ver a Jesús  transfigurado que, Pedro se quería quedar allí!!
Pero le tocó volver a su vida cotidiana con la certeza y esperanza de que sólo en el cielo sería feliz plenamente.

Después de una dosis de reencuentro familiar, en donde hemos experimentado la alegría y el gozo, nos toca continuar nuestro día a día, para que en los momentos de debilidad recordemos y anhelemos el cielo, que es donde está la felicidad que no se acaba nunca.









María Angélica Salama

Todo contribuye para el bien de los que aman a Dios (San Pablo)

5 comentarios:

  1. Carissima Angelica!
    Ci fai vivere il paradiso in terra!
    Ne avevamo bisogno noi... ecco unaltromotivo per cui ti ha mandato qui! Un bacio grande grande grande

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  2. Sottoscrivo il commento di Maria Teresa, non ci sono parole migliori! Marilú

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  3. Bellísimo todo lo escrito María Angélica. Dios sabe más que nosotros, entendiendo la vida desde allí, vivimos siempre con la esperanza y la alegria que todo será para bien. Besos

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  4. María Angélica, que belleza de escrito, te felicito por poder plasmar ese sentimiento tan real que todos vivimos, y poder disfrutar de esos pequeños momentos celestiales en la tierra. Cariños

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  5. Que bello mi profe querida. Que vivan estos aprendizajes

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