jueves, 29 de marzo de 2018

La Prudencia y El Ejemplo de San José

La prudencia



Para entrar en el tema de la conversación es necesario  comenzar por recordar lo que es una virtud.

Según el catecismo de la iglesia católica, encontramos  que:
  • Es la disposición habitual y firme a hacer el bien
  • Permiten: 
    • Realizar acciones buenas
    • Dar lo mejor de nosotras mismas
  • Adicionalmente, cuando tenemos el hábito de practicarlas, cuando las fomentamos, nuestras acciones y pensamientos se ordenan de tal forma, que nos inclinamos al bien, lo buscamos y lo elegimos a través de nuestras acciones
Las virtudes humanas nos proporcionan estos beneficios:
  • Ordenan nuestras pasiones (es necesario recordar que por causa del pecado original, hay un desequilibrio en nuestras pasiones)
  • Regulan nuestros actos
  • Guían nuestra conducta
Las virtudes principales, sobre las cuales se agrupan las demás virtudes, son las cardinales.
Prudencia, templanza, justicia y fortaleza.

La Prudencia: 
  • Nos enseña a discernir lo que está bien de lo que está mal y en consecuencia actuar. 
  • Nos permite discernir en Toda circunstancia cual es nuestro verdadero bien y elegir los medios rectos para alcanzarlo
  • nos enseña: que debemos decir, cuando, cómo, decirlo; que debemos hacer, cuándo y cómo hacerlo; cuando callar (Es importante recordar que muchas veces seremos El único evangelio que otros leerán!)
  • guía directamente el juicio de la conciencia
  • aplicamos sin error los principios morales a los casos particulares
  • superamos las dudas sobre:
    • el bien que debemos hacer
    • el mal que debemos evitar
y para nosotros que aspiramos a la santidad, debemos esforzarnos para adquirirla y ponerla en práctica. Esto significa que tendremos reiteradas oportunidades durante el día para ejercitarnos en la prudencia. Decisiones simples o complejas que pueden ser
·         Personales
·         Pareja
·         La familia
·         La educación de los hijos
·         El presupuesto familiar


Es impresionante ver que San Pablo en su carta a los Romanos, nos deja la clave para ejercitarnos en la prudencia.

Rom 12,2. “No se adapten los criterios de este mundo; al contrario, transfórmense, renueven su interior, para que puedan descubrir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto”

y para buscar la voluntad de Dios en mi vida,  me debo preguntar siempre y en cada ocasión:
·         A tus ojos Señor: ¿esto es bueno? ¿te agrada? ¿es perfecto?
·         ¿Es bueno para mí, para mi esposo, para mis hijos, para mi familia?
·         Ejemplos: ¿Negocio? ¿Paseo? ¿Viaje? ¿Libro? ¿Película? ¿Música? ¿Trabajo? ¿Pareja? ¿Amigos? ¿Esto viene de Dios o del Demonio?

Siempre debemos acudir al Espíritu Santo, que nos aclara y nos muestra cuál es la voluntad de Dios. En la oración desarrollamos el arte de hablar con Dios y no con las tentaciones. Tendremos la luz de Dios para tomar las decisiones. Es importante pedirle a Dios que podamos ver la realidad tal y como es.


Enemigos de la prudencia:
  • Los sentimientos y las pasiones. 
  • La precipitación
  • No evaluar la realidad
  • Inconstancia
  • Egoísmo
  • Falta de dominio personal
  • Respetos humanos
  • Falta de valores

La virtud de la Prudencia nos permite reflexionar adecuadamente antes de tomar cualquier decisión. Para decidir, es necesario reflexionar con calma para ver lo bueno o lo malo de esa decisión. Se trata de analizar las consecuencias. La virtud de la prudencia es la que nos educa para reflexionar bien y así, decidir bien.

San José






Pensar y contemplar la vida de San José, me ha permitido ver que a pesar de que no hay ninguna palabra suya en los evangelios, tiene mucho que enseñarnos.

Entendí que:

El plan de Salvación de Dios, comienza con una Familia, constituida por un Papá y una Mamá. Que a través de la unión de la Virgen María y San José, el matrimonio ha sido renovado y santificado, que Dios quiso entrar al mundo a través de una familia, que durante su pasar por la tierra tuvo unos padres que se encargaron de su educación, y su alimentación, como narra el evangelio que Jesús crecía en gracia y sabiduría.

A través del matrimonio de la Virgen María y San José, se esparce y se irradia la santidad para todo el mundo. (San Juan Pablo II)

Dios, que tiene todo planeado, escogió a San José desde toda la eternidad, para que fuera participe activo en el misterio de la encarnación, ya que lo escoge, como esposo de la Virgen María y Padre adoptivo de Jesús, es decir es custodio de los Tesoros de Dios en la Tierra.

San Mateo, nos narra  que  un  ángel del señor, le dice que no tema, que en efecto el hijo que está esperando María es obra del Espíritu Santo y le dice que se llamará Jesús. Aquí podemos ver, que Dios reconoce la autoridad de José como padre, ya que los padres ponían los nombres a los hijos, le manifiesta que no debe tener miedo a la responsabilidad que implica ser el Padre en la tierra del Mesías.

San José,  pronuncia su Fiat a Dios con sus obras; fue el custodio y responsable de la vida oculta de Jesús.




En San José, encontramos una misión de vida, que debe ser modelo para todo los cristianos y sobre todo para los papas, en ella identificamos: Fe, obediencia a Dios, Servicio, Entrega


Si pensamos por un momento, que cualidades tenía José, para que Dios le entregara la responsabilidad de cuidar a su familia en la tierra, no solo sacarla adelante económicamente, sino que también de la formación humana de su hijo y verás que coinciden con lo que nos señalan en el evangelio  como un "Hombre Justo" y reflexionando lo que significa descubrí:


  1. Santo
  2. De oración
  3. Conocía y practicaba los mandamientos
  4. Asistía a la sinagoga
  5. Obedece inmediatamente
  6. No cuestiona la voluntad de Dios
  7. Hace que su familia camine de la mano de Dios
  8. En su casa se cumple la voluntad de Dios
  9. Sigue la palabra de Dios
  10. Está atento para escuchar cuando Dios le habla
  11. Escucha a Dios
  12. Dedica su vida para sacar a su familia adelante
  13. Vida de servicio y entrega a su esposa y a su hijo
  14. Prudente
Si los hijos nos parecemos a nuestros padres, seguro que Jesús se parecía a San José y que el amor puesto en el trabajo, el amor al prójimo y la misericordia que vemos en Jesús, no sólo la aprendió de la Virgen, sino de San José.

Pues mientras estaban en el taller y le enseñaba a Jesús un oficio, le mostraba con su ejemplo el detalle a las pequeñas cosas, el trato con los vecinos, con los clientes, con los necesitados, el amor y entrega por María su esposa, tanto así que fue moldeando su personalidad. No logro imaginar cómo sería de bello  San José como padre adoptivo, para que Jesús nos  haya enseñado a llamar a Dios Padre. Ni tampoco, como sería ese amor puro, de entrega y de servicio, como esposo de María, que Jesús llama a la iglesia como su esposa.

Gracias Dios por  San José, en él descubro que todos podemos llegar a la santidad, pues además de ser y vivir como un Hombre Justo, tengo que vivir como el, en el amor y la presencia  de Jesús y María.



María Angélica


No hay comentarios:

Publicar un comentario